En el Chile de esa época imperaba la influencia del viejo continente y en los salones, especialmente la francesa, en donde el vals se coronaba como el baile por esencia, acompañado por mazurcas, polcas y cueca valseada.
Surgió un estilo musical de salón que acompañó la vida familiar y social de aquel entonces. Fue un arte de amable sonoridad, mesurado, elegante y pudo sostenerse gracias a que la práctica musical estaba extendida a través de tertulias, profesores de instrumentos, ediciones de partituras, estudiantes, sociedades filarmónicas y presentaciones de ópera.La cueca se recogió a fines del siglo XIX, en tiempos en los que las distinciones entre campo y ciudad eran bastante tenues. Décadas después, hacia los años '20, la cueca fue llegando a los salones de baile de la elite económica y política, que justamente buscaba símbolos típicos para construir la identidad nacional. Son los tiempos de los grupos de huasos y de la idealización del modo de vida campesino que se levanta ante el crecimiento de las ciudades y el surgimiento de los primeros conflictos sociales.Es entonces cuando la cueca adopta modos más elegantes y sofisticados de bailar, para adecuarse a la solemnidad de los bailes de salón.